Estados Unidos amplía su guerra tecnológica con China y ahora apunta a la industria de los coches autónomos. Según fuentes cercanas al proyecto, el Departamento de Comercio de los EEUU se prepara para vetar el software chino en vehículos autónomos y vehículos conectados en las próximas semanas. También se incluirían los chips y sistemas avanzados de comunicaciones inalámbricas, con el objetivo de evitar el uso de software y hardware chino en coches que se vendan en el país norteamericano debido a “riesgos de seguridad”.
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Nuevas restricciones
En su última movida, Estados Unidos busca evitar el uso de software chino en coches autónomos y vehículos conectados, además de chips y sistemas avanzados de comunicaciones inalámbricas. El Departamento de Comercio justifica estas restricciones por los supuestos riesgos de seguridad que plantean estas tecnologías de origen chino.
China responde
La Embajada china en Washington ha exigido a Estados Unidos que adopte “los principios del mercado y las normas del comercio internacional” y que brinde igualdad de condiciones a las empresas de todos los países. China ha afirmado que defenderá sus derechos e intereses de manera firme en respuesta a estas nuevas medidas.
Alerta a la Unión Europea
La Casa Blanca y el Departamento de Estado de Estados Unidos han advertido a la Unión Europea sobre las restricciones que planean implementar en el ámbito de los coches autónomos. Durante una reunión con representantes de países aliados, se discutió esta medida que busca evitar el uso de software y hardware chino en la industria automotriz.
China lidera en coches autónomos
China está avanzando rápidamente en el desarrollo de coches autónomos y ya está retirando a los taxistas humanos en ciudades como Wuhan. Empresas como Baidu ya cuentan con una flota de 500 taxis autónomos y planean expandirla. Sin embargo, a pesar de los avances, su tecnología aún no es perfecta y se han registrado incidentes como atropellos a peatones.
Riesgos para Elon Musk
El veto a la tecnología china en coches autónomos podría tener un impacto negativo en los planes de Elon Musk y su Autopilot de Tesla en China. Estas medidas ponen en aprietos a la industria automotriz china, sumándose a los aranceles anunciados en junio por la Unión Europea para los coches eléctricos chinos, alegando una competencia desleal debido a los subsidios chinos.