La Traducción en la Era de la IA

La revolución de la Inteligencia Artificial está desdibujando las fronteras de la comunicación global. Desde la traducción en tiempo real hasta la eliminación de barreras lingüísticas, se están abriendo nuevas posibilidades en la forma en que interactuamos a nivel internacional. Sin embargo, este avance tecnológico también plantea interrogantes sobre el papel de los traductores profesionales en un mundo cada vez más dominado por la IA.

Aunque todavía estamos lejos de la comunicación con civilizaciones extraterrestres, como se muestra en la aclamada película ‘La Llegada’ (2016) de Denis Villeneuve, los recientes avances en tecnologías de traducción sugieren que la barrera del idioma podría eventualmente acercarnos a este escenario de ciencia ficción.

Cada vez más, la traducción automática se perfila como una herramienta indispensable para conectar a la humanidad, acercándonos a un futuro en el que las diferencias lingüísticas ya no supongan un obstáculo, ni siquiera en nuestras exploraciones más allá de la Tierra.

Orígenes de la Traducción Automática

Cuando las máquinas aprendieron a traducir. Los orígenes de la traducción automática se remontan a la Unión Soviética de la década de 1930, cuando se presentaron los primeros inventos y patentes. Peter Troyanskii, del Instituto de Profesores Rojos, presentó en 1933 a la Academia de Ciencias de la URSS ‘la máquina para la selección e impresión de palabras al traducir de un idioma a otro’. El invento era sencillo, pero fue tachado de ‘inútil’ hasta que dos científicos soviéticos dieron con sus patentes en 1956 y lo llevaron a IBM al inicio de la Guerra Fría. Paralelamente, el ingeniero franco-armenio George Artsrouni patentó ese mismo año un sistema de recuperación mecánica automatizada que podía funcionar como un diccionario multilingüe.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la máquina Enigma alemana dificultó que los Aliados interpretaran sus mensajes encriptados, hasta que el equipo liderado por Alan Turing creó una máquina para descifrar sus códigos. Este descubrimiento abrió la puerta hacia un futuro en el que las máquinas podrían comunicarse entre sí en múltiples idiomas.

Avances y desafíos. En 1949, dos investigadores de la Fundación Rockefeller, Weaver y Booth, desarrollaron hipótesis sobre cómo usar ordenadores para traducir entre idiomas, incentivando la investigación en Estados Unidos. En 1954, el experimento Georgetown-IBM demostró las primeras capacidades de traducción automática, pero un informe de 1966 concluyó que era lenta, inexacta y más cara que la humana.

Según el especialista en procesamiento del lenguaje natural Yoav Goldberg, en 2015 se produjo un cambio significativo en la traducción automática gracias a la implementación de métodos de inteligencia artificial y redes neuronales. Gracias a esos avances tecnológicos, plataformas de traducción automática como Google Translate, Microsoft Translator o DeepL han obtenido resultados notablemente precisos en diversos idiomas.

La IA y la Traducción Automática

Cómo la IA está cambiando las reglas del juego. En los últimos años, las tecnologías de traducción automatizada basadas en inteligencia artificial (IA) han experimentado notables avances. Un ejemplo destacado es ChatGPT, un gran modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI que utiliza la arquitectura GPT-3.5.

La evolución más prometedora en este campo es la traducción automática neuronal (NMT, por sus siglas en inglés). Los sistemas NMT emplean redes neuronales artificiales, inspiradas en el funcionamiento del cerebro humano, para aprender patrones lingüísticos y mejorar continuamente la calidad de las traducciones. Gracias a sus algoritmos de aprendizaje profundo, la NMT logra traducir con mayor precisión y naturalidad, superando a todos los enfoques anteriores.

Desafíos y oportunidades. La traducción automática neuronal está abriendo un mundo de posibilidades para que las empresas y las personas se conecten a escala global. Herramientas como Google Translate, DeepL y ChatGPT han hecho que la traducción automática sea más accesible y confiable que nunca.

Sin embargo, la traducción automática aún presenta algunos desafíos, como la falta de contexto o la dificultad para captar matices culturales. Pero con los rápidos avances en IA y el creciente volumen de datos multilingües, es emocionante imaginar el futuro de la comunicación sin barreras que se avecina.

El Papel de los Traductores Profesionales

El valor insustituible de los traductores humanos. Un claro ejemplo de esto es el campo de la traducción audiovisual, donde el contexto, las referencias culturales, los matices y el estilo de cada personaje son elementos esenciales. Polémicas recientes, como la de ‘El juego del calamar’ cuando Netflix fue criticado por la Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España (ATRAE) por el “resultado mediocre” de sus subtítulos, fruto de un proceso acelerado y poco supervisado, han puesto de manifiesto los riesgos de abusar de la traducción automática y la postedición.

“La calidad seguirá siendo responsabilidad del profesional de la lengua. Acepta las herramientas, úsalas y construye tu criterio sobre cómo usarlas. Casi nunca traducimos desde cero… No creo que debamos preocuparnos por ser sustituidos. Tenemos que aprender a trabajar con las herramientas”, aseguró Natalia Bondonno, traductora para las Naciones Unidas desde 2014, durante una mesa redonda con ocho profesionales, educadores y líderes del sector en el Middlebury Institute of International Studies en Monterrey, California.

Perspectivas laborales. Aunque la escena de ciencia ficción cada vez es más real, aún queda mucho por recorrer, y será la labor del traductor profesional, con unas previsiones de empleabilidad que se espera que aumenten hasta el 20% antes de 2029, según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, la que nos acercará a esa utopía de la Torre de Babel.

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