Un reciente estudio publicado en Geophysical Research Letters reveló que el megacohete Starship causo perturbaciones en la atmósfera terrestre

En 2023, la destrucción del megacohete Starship de SpaceX no solo causó una explosión masiva, sino también un agujero en la ionósfera.

El día de la explosión del Starship

El 18 de noviembre de 2023, el megacohete Starship de SpaceX se preparaba para realizar su segundo vuelo de pruebas desde la base espacial de Boca Chica, Texas. Este cohete, el más grande y potente jamás construido, despegó con éxito, pero apenas dos minutos después, la separación de sus etapas resultó en una explosión masiva. El propulsor Super Heavy se desintegró sobre el Golfo de México, seguido por la nave Starship, que explotó a 150 kilómetros de altitud, cerca del borde del espacio.

El propósito de SpaceX era alcanzar velocidades cercanas a las orbitales, a 28.000 kilómetros por hora, lo que finalmente se logró antes de que el cohete sufriera su desintegración.

Impacto en la ionósfera

Las explosiones del Starship no solo fueron un evento catastrófico en términos de ingeniería espacial, sino que también dejaron su marca en la atmósfera superior. Según el estudio, el impacto generó un agujero en la ionósfera, una capa crucial para la protección de la vida en la Tierra. Este agujero, que se extendió por miles de kilómetros, persistió durante casi una hora, transformando temporalmente la región en una zona de atmósfera neutra.

Yury Yasyukevich, coautor del estudio, destacó que esta es la primera vez que se detecta un agujero en la ionósfera causado por una explosión humana. Los gases de escape del cohete y las ondas de choque contribuyeron a la desintegración temporal de esta capa.

Consecuencias a futuro

Este evento plantea graves preguntas sobre cómo los futuros lanzamientos espaciales podrían afectar la atmósfera terrestre. Fenómenos como este podrían tener repercusiones en la navegación satelital, especialmente en la precisión de los vehículos autónomos. La magnitud del evento sorprendió a los científicos, quienes creen que aún hay mucho por entender sobre los procesos atmosféricos que ocurren durante estos eventos extremos.

Kosuke Heki, geofísico de la Universidad de Hokkaido, señaló que, aunque este agujero no fue tan grande como el provocado por la erupción del volcán de Tonga en 2022, supera en tamaño al generado por el meteorito que impactó en Cheliábinsk, Rusia, en 2013.

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