Estados Unidos prohibirá la venta de vehículos con partes chinas

Una noticia sacudió ayer la industria del automóvil: Estados Unidos prohibirá la venta de vehículos con piezas o software chinos. Una medida que tiene que ser aprobada y que está pendiente de recibir los recursos oportunos. Pero, en esencia, parece que la decisión está tomada.

Una medida restrictiva

Prohibidos. De lo que habla la medida impulsada por el Gobierno de Joe Biden es de prohibir la venta de todo tipo de coches que utilicen software o hardware chino que pueda ser utilizado para fines contrarios a la seguridad nacional.

Eso incluye la importación de cualquier tipo de coche llegado desde un fabricante chino (que ya enfrentaban un 100% de aranceles) pero también todos los automóviles de fabricantes occidentales producidos en China o que, de una manera u otra, utilicen piezas o servicios que puedan conectarse a Internet.

Un boicot en remoto

“No se necesita mucha imaginación para entender cómo un adversario extranjero con acceso a esta información podría representar un grave riesgo tanto para nuestra seguridad nacional como para la privacidad de los ciudadanos estadounidenses. En una situación extrema, los adversarios extranjeros podrían cerrar o tomar el control de todos sus vehículos que operan en los Estados Unidos al mismo tiempo”, ha afirmado Gina Raimondo, secretaria de Comercio del país.

Un tiempo estipulado

Un poquito de por favor. Eso es lo que han debido decirle los fabricantes a los responsables políticos estadounidenses, ya que la medida entrará en vigor a partir de 2027 y no se aplicará en su totalidad hasta 2030.

Ya en abril, en vistas al cariz que estaba tomando el asunto, el Alliance for Automotive Innovation (grupo en el que se encuentran compañías como Ferrari, Honda o Ford, entre muchos otros) ya avisó de que sustituir todas sus piezas por producto producidos fuera de China les llevará tiempo.

El impacto en los fabricantes

Afectados directos. Dos de los fabricantes más afectados por la nueva medida serán Ford y General Motors. Los primeros fabrican en China los Lincoln Nautilus, de los que vendieron 17.500 unidades en la primera mitad de 2024. Los segundos hacen lo propio con el Buick Envision, de los que colocaron 22.000 unidades en el mercado durante el mismo periodo de tiempo.

Un reto enorme

Un reto enorme. Los mayores afectados pueden ser, pese a todo, los fabricantes europeos. Hay que tener en cuenta que los planes de expansión de los fabricantes chinos hace tiempo que miraban con recelo las decisiones que pudieran tomarse en Estados Unidos. Sin embargo, los europeos hace tiempo que miran a China como medio para abaratar sus coches.

Nuevos desafíos

“Casi cero”. Según Steve Man, jefe global de investigación automotriz de Bloomberg Intelligence, en palabras recogidas por Wired, “pocas empresas chinas y rusas suministran software o hardware automotriz en los Estados Unidos en este momento”.

Para Lei Xing, quien fue editor jefe de China Auto Review y analista independiente,  “la prohibición propuesta de los vehículos conectados sería una sentencia de muerte para todo fabricante chino que quisiera entrar en Estados Unidos”. Y resume en “casi cero” las posibilidades de que alguna compañía pueda agarrarse a las excepcionalidades que se esperan a la norma.

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