Las contradicciones y desafíos en torno al coche eléctrico en Estados Unidos

Es posible que leas o escuches que el máximo responsable de Honda América, Kazuhiro Takizawa, se ha mostrado contrario al coche eléctrico o ha mostrado sus dudas sobre la transición a esta tecnología. El origen del malentendido está en cómo se han utilizado sus declaraciones que, si las observamos en su globalidad, comprobaremos que son muy distintas a las de algunos titulares.

Reflexiones contradictorias pero claras

A las preguntas de los periodistas, Takizawa recogió dos interesantes reflexiones que parecen contradictorias pero que tienen mucho sentido.

En primer lugar, el máximo responsable de Honda lanzó un mensaje esperanzador sobre el coche eléctrico, asegurando que consideran que es “la mejor opción en la pequeña movilidad, tanto con motocicletas como en automóviles”. Y continuó señalando que “estamos en los primeros días de la era eléctrica. Estamos seguros de que la transición al coche eléctrico seguirá avanzando, así que mantendremos nuestra visión a largo plazo. Paso a paso”, recogen en Motor1.com.

Pero Takizawa también recogió las grandes dudas que asaltan a quien quiere hacerse con un coche eléctrico. “No podemos obligar al cliente a cambiar de opinión. Hasta cierto punto puedes incentivarlo pero no podemos obligar a la gente que vive en el Medio Oeste a comprar coches eléctricos si no hay estaciones de carga”, recogen en The Drive.

Y, posteriormente, añadió algo clave: “Incluso con incentivos, la gente no cambiará el motor de combustión por un eléctrico (hablando de los puntos de carga). Necesitamos preparar una red poco a poco y dejar que pasen al coche eléctrico poco a poco”.

La situación en Estados Unidos

La situación de Estados Unidos respecto al coche eléctrico es similar a España pero, por su tamaño, los problemas son todavía más profundos. Aunque el poder adquisitivo medio es mayor, la cuota del coche eléctrico se mantuvo en 2023 en un 7,6%. En España, por ejemplo, rozamos el 5% de cuota de mercado.

Los problemas son varios. En primer lugar, las decisiones políticas que se han tomado en Europa han ido llevando a los fabricantes a priorizar el coche eléctrico en el futuro. En Estados Unidos, aunque no tan volcados, también se han sacado adelante normas para aumentar el volumen de coches eléctricos.

Esto ha sido utilizado por una parte de la sociedad como motivo de enfrentamiento político y, de hecho, en buena parte de la campaña electoral entre Donald Trump y Joe Biden (y ahora con Kamala Harris) el coche eléctrico ha sido utilizado como arma arrojadiza. Mensajes que aumentan esa sensación de que “nos imponen” el coche eléctrico.

Pero, además, hay otras dos variables que van de la mano. En Estados Unidos la red de cargadores no es lo suficientemente densa y las distancias son enormes. Los trayectos de largo recorrido son mucho más extensos que los que nos encontramos en Europa, por lo que se hace imprescindible que la red de recarga sea todavía más densa y fiable de lo que nos encontramos en un país como España.

A todo lo anterior hay que sumar añadir diversas fricciones que el coche eléctrico debe salvar para conquistar al público generalista. La tecnología tiene grandes ventajas pero el conductor que pretenda saltar al coche eléctrico sigue necesitando comprobar por sí mismo cuáles son y, hoy en día, el sentimiento generalizado entre gran parte de la población es que el coche eléctrico “es complicado”.

El desafío del coche eléctrico

El coche eléctrico es más limpio que uno de combustión y circular con él es más placentero (no tiene ruidos ni vibraciones). Pero los coches eléctricos también son más caros que los hermanos de combustión y, en estos momentos, las opciones más modestas obligan a cambiar, en parte, nuestra forma de viajar.

Los detractores y los escépticos siguen creyendo que viajar en coche eléctrico es complicado porque nos detendremos un mayor número de ocasiones y durante más tiempo. La situación es más aguda allí donde la red de recarga es menos densa y donde menos coches eléctricos se venden porque las ventajas no están “a la vista”.

Lo explica bien Guillermo García Alfonsín en su podcast PowerArt, donde señala que, por primera vez en la historia del automóvil, se quiere dar un salto a una tecnología que tiene muchos beneficios pero donde las virtudes no son tan evidentes como antaño.

Y, en definitiva, los que sostiene Honda es la misma postura que sostiene Toyota. Ambas compañías han confirmado que invertirán en el coche eléctrico pero que su mayor ofensiva no llegará hasta que los clientes pidan en mayor número esta tecnología o, en mercados como Europa, les obliguen las regulaciones con la amenaza de multas de por medio.

Sí, es posible que una compañía (y cualquier persona) se muestre optimista sobre las ventajas del coche eléctrico y al mismo tiempo considere que buscamos resultados inmediatos en un cambio que llevará muchos más años. Porque los mercados estadounidense, europeo y chino son completamente distintos y tienen su propia idiosincrasia. Por eso Honda lanza mensajes que pueden parecer contradictorios si solo los miramos con el prisma europeo.

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