La crisis informática de la semana pasada es una muestra más de que, en la era digital, un puñado de grandes empresas controlan nuestro día a día. Y de que si alguna falla, el tiempo se detiene.
El presidente Trump con los grandes directivos tecnológicos del país
El entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estrecha la mano del consejero delegado de Microsoft, Satya Nadella, en presencia de su homólogo de Apple (Tim Cook), y del fundador de Amazon (Jeff Bezos) en la Casa Blanca el 19 de junio de 2017. Chip Somodevilla (Getty Images)
Impacto de la crisis informática
La crisis informática de la semana pasada tuvo efectos devastadores en múltiples sectores. El caos en aeropuertos de todo el planeta resultó en la cancelación de más de 5.000 vuelos, afectando a miles de pasajeros. Además, el funcionamiento de hospitales se vio gravemente trastocado, y los sistemas de pago electrónico se paralizaron en muchos casos, afectando la economía global.
Microsoft y su papel fundamental
Microsoft es uno de los eslabones clave del sistema, tal y como quedó claro la semana pasada. Sin embargo, no es el único. Alphabet (empresa matriz de Google), Amazon y Apple completan el grupo de las empresas tecnológicas sistémicas: sin ellas no podríamos usar ninguno de nuestros dispositivos, ya sean particulares o profesionales.
Estas cuatro gigantes, que son también las mayores empresas del mundo por capitalización bursátil, controlan dos cuellos de botella críticos para que todo funcione: los sistemas operativos y la computación en la nube. Sin estas empresas, nuestra vida digital se detendría.
Dominio de los sistemas operativos
El software más importante de cualquier dispositivo es su sistema operativo. Microsoft domina con mano de hierro el mercado de los sistemas operativos para ordenadores. Está presente en el 72,8% de las máquinas, seguido de OS X de Apple con casi el 15%.
En los móviles, Android de Google domina con el 72% de los teléfonos inteligentes, seguido de iOS de Apple con un 27%. Estos sistemas operativos son esenciales para el funcionamiento de nuestros dispositivos diarios.
Computación en la nube
La llamada computación en la nube permite que podamos ejecutar programas en internet desde nuestros dispositivos. AWS (Amazon Web Services) lidera el mercado con una cuota del 31%, seguida de Microsoft Azure (25%) y Google Cloud (11%). Entre los tres gigantes acaparan dos tercios del entramado que permite a las empresas desarrollar sus productos y servicios online.
Dependencia y centralización
¿Cómo hemos llegado a depender tanto de unas pocas empresas? Según Ekaitz Cancela, investigador del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya, estas empresas ofrecen servicios básicos y gratuitos para luego dominar el mercado publicitario mundial. Ahora, usan los datos para entrenar modelos de IA y ofrecer servicios en la nube, incluso a las administraciones.
La regulación como solución
La solución podría venir de la mano de la regulación. Aunque Microsoft ya ha insinuado que la crisis de la semana pasada tiene que ver con el intervencionismo de la UE, es esencial pensar en alternativas al dominio de las grandes tecnológicas. Reducir la dependencia de la Administración respecto a Silicon Valley es una posible salida.
La UE busca la autonomía digital y el desarrollo de una nube propia con el proyecto Gaia-X. Sin embargo, aún se siguen firmando acuerdos con las grandes tecnológicas, mostrando una contradicción en los esfuerzos por alcanzar la independencia tecnológica.