El verano es la época que más odia nuestro teléfono. Si nos descuidamos, podemos hacer un buen agujero en la salud de su batería, y degradar más rápido de la cuenta componentes básicos para que el rendimiento se preserve durante años. No hay soluciones mágicas, y menos en zonas como en las que vive un servidor: Andalucía.
Pequeños hábitos para reducir la temperatura del teléfono en verano
No obstante, hay pequeños hábitos que podemos implementar para intentar reducir algún grado extra la temperatura del teléfono y evitar que se caliente en exceso.
En verano, sin funda. Sí, yo soy el primero al que le da pánico que el teléfono se le caiga y pueda dañarse, pero suele bastar con extremar las precauciones durante un par de meses. Las fundas, tengan el grosor que tengan, son un enemigo natural para la disipación de nuestros teléfonos.
Las de mayor calidad, por lo general, suelen ser bastante gruesas, y en época estival pueden disparar la temperatura de nuestro teléfono. Retirarla no hará que el teléfono esté frío del todo, pero es un importante factor protector a la hora de usar el terminal.
Minimiza su uso al sol. Usar el móvil a pleno sol es algo bastante habitual que hacemos incluso sin darnos cuenta. Viajar con el móvil puesto en el soporte para GPS. Utilizar el móvil en la playa. Salir de viaje y hacer fotografías o vídeos durante un buen rato bajo incidencia directa de luz solar… El verano invita a usar el teléfono en los momentos más calurosos del día, pero esta combinación es terrible.
De hecho, hay combinaciones como la de coche + soporte GPS + carga del móvil que debemos evitar a toda costa, ya que maximizan la posibilidad de que el teléfono alcance temperaturas superiores a los 45 grados. A partir de estas cifras, hay cierta unanimidad en que tanto la batería como los componentes internos empiezan a sufrir más de la cuenta.
El uso de la cámara es otro de los grandes problemas de los móviles en verano. Aunque te parezca chocante, es más fácil que tu móvil se caliente por usar un rato la cámara que por jugar durante algunas horas (dependiendo del juego, claro está).
Al abrir la cámara a pleno sol estamos obligando al panel a alcanzar su pico de nits. La memoria interna trabaja a toda velocidad cuando estamos grabando vídeo, y todo el procesado que se realiza en cada una de las fotografías y vídeos que haces, conlleva un importante trabajo para la CPU.
Es verano y vamos a usar la cámara sí o sí. Pero conviene tener estos factores en cuenta para, en la medida de lo posible, evitar salir a hacer fotos a las horas en las que la temperatura sea más intempestivo.
Evita llevar el brillo al máximo. Suele ser complicado, pero el brillo máximo es más importante que nunca en los teléfonos. Con la actual guerra de nits que estamos viviendo, los teléfonos disparan su consumo de una forma absurda cuando brillan en su pico.
De hecho, no se sienten cómodos con tanta demanda energética, y puede que hayas experimentado un problema común si tienes un gama alta: el brillo estaba al máximo y, de repente, disminuye. Es la forma que tiene el teléfono de protegerse ante importantes aumentos de temperatura. Así que, si puedes llevar el teléfono con un brillo que ronde el 70 o el 80% en lugar del 100%, mejor que mejor.
Otra buena práctica es evitar el uso del modo Always on Display. Algunos teléfonos se valen del sensor de luz para configurar el brillo del AOD. Y en verano esto puede causar tanto drenaje de batería como calor extra.