El declive de las pantallas curvas: ¿Diseño o funcionalidad?

La historia de los móviles con pantalla curva es curiosa. Surgieron por pura experimentación, no por la necesidad de solucionar algún tipo de problema con las pantallas tradicionales. Allá por 2013 nacía el Samsung Galaxy Round, un teléfono único en su especie.

El inicio de las pantallas curvas

Como consecuencia del diseño curvo, la pantalla era ligeramente curva. ¿La clave aquí? La pantalla era ligeramente curva por la forma del chasis, pero no se curvaba en sus bordes de forma expresa.

No fue la única propuesta similar, el LG Flex era un concepto similar. Un móvil con pantalla curva como consecuencia de un chasis curvo. De nuevo, al no ser curvas de extremo a extremo, este panel nacía como consecuencia del propio cuerpo del teléfono.

Todo cambió con el Samsung Galaxy Note Edge

Por pura experimentación, Samsung decidió lanzar una versión del Samsung Galaxy Note 4. Una en la que el borde derecho del panel se curvaba. Se apreciaba azuleo, fugas de luz y los ángulos de visión eran problemáticos. Ya lo avisamos en su review, en 2014.

El objetivo de esta curva era aportar valor: incorporar aplicaciones, información sobre los contactos, y convertir esta zona en un espacio reservado a funciones extra.

La tradición de los teléfonos con pantalla curva

Dos años después llegaba el Samsung Galaxy S6 en su versión Edge, iniciando así una tradición de teléfonos con pantalla curva. Realmente, fue mucho más que eso: Samsung logró poner de moda las pantallas curvas y asociarlas a “móvil premium”.  Allá por 2016 ya iniciábamos el análisis del panel de forma clara: “la pantalla curvada del Edge, no mucho más que una diferenciación en diseño“.

La curva seguía siendo un elemento donde se mostraban las notificaciones, relojes de noche, e incluso contaba con algunos pequeños teletipos informativos. Fue algo que con el tiempo se diluyó, hasta convertir la curva en algo puramente estético.

La tendencia entre los fabricantes es clara: adiós, curvas

Samsung hizo nacer las curvas. Y han sido los primeros en deshacerse de ellas. El Samsung Galaxy S23 Ultra fue la primera señal. Este teléfono llegaba con una curvatura mucho más liviana que la de modelos anteriores. Los análisis lo iban dejando claro: era un móvil más cómodo y sin apenas problemas con los toques fantasma.

2023 fue el último clavo en la tumba de las pantallas plegables en la familia S: el S24 Ultra era el primer Ultra con panel completamente curvo. Esto coincidió con el mejor rediseño a nivel de calidad constructiva que jamás había hecho Samsung en un teléfono: fabricado en aluminio, con biseles estrechos y sin curvas. De diez.

Nada impide a Samsung volver a fabricar un teléfono con pantalla curva. No obstante, dentro del sector (al menos, en lo que a analistas se refiere), la postura es prácticamente unánime: las curvas son un problema y su función estética no puede compensar los problemas que generan.

Las curvas siguen vivas. ¿Diseño o practicidad?

Sin apuntar culpables, sigue habiendo fabricantes que apuestan por la curva (muy curva) en 2024. Es un ejercicio estético para poner sobre la mesa un diseño más premium. La cuestión es si, ahora que los grandes fabricantes están apostando por eliminar la curva en su gama más alta, tiene sentido seguir pensando que curvar el panel es más “premium”.

Quizás no es mala idea que la idea siga viva para todos aquellos a los que les convenza el formato, aunque la clave es si los paneles curvos seguirán vinculados a la gama alta o, si por el contrario, pasarán a ser una excepción para fanáticos del concepto.

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